sábado, 31 de enero de 2009

Teseo y Ariadna II

Teseo oyó por primera vez el relato de su fabuloso nacimiento.

-¡Al despertar, sumérgete en el mar!- le recomendó Poseidón-. Encontrarás allí un anillo de oro que el rey Minos ha perdido antaño.

Teseo emergió del sueño. Ya era de día. A lo lejos ya se divisaban las riberas de Creta.

Entonces, ante sus compañeros estupefactos, Teseo se arrojó al agua. Cuando tocó el fondo, vio una joya que brillaba entre los caracoles. Se apoderó de ella, con el corazón palpitante. De modo que todo lo que le había revelado Poseidón en sueños era verdad: ¡él era un semidiós!

Este descubrimiento excitó su coraje y reforzó su voluntad.

Cuando el navío tocó el puerto de Cnosos, Teseo devisó ante la multitud al soberano, rodeado de su corte. Fue a presentarse:

-Te saludo, oh poderoso Minos. Soy Teseo, hijo de Egeo.

-Espero que no hayas recorrido todo este camino para implorar mi clemencia -dijo el rey mientras contaba con cuidado a los catorce atenienses.

-No. Sólo tengo un anhelo: no abandonar a mis compañeros.


Un murmullo recorrió el entorno del rey. Desconfiado, este examinó al recién llegado. Reconociendo el anillo de oro que Teseo llevaba en el dedo, se preguntó, estupefacto, gracia a qué prodigio el hijo de Egeo había podido encontrar esa joya. Desconfiado, refunfuñó:

-¿Te gustaría enfrentar al Minotauro? En tal caso deberás hacerlo con las manos vacías: deja tus armas.

Entre quienes acompañaban al rey se encontraba Ariadna, una de sus hijas. Impresionada por la temeridad del príncipe, pensó con espanto que pronto iba a pagarla con su vida. Teseo había observado durante un largo tiempo a Ariadna. Ciertamente, era se sensible a su belleza. Pero se sintió intrigado sobre todo por el trabajo de punto que llevaba en la mano.

-Extraño lugar para tejer- se dijo.

Sí, Ariadna tejía a menudo, cosa que le permitía reflexionar. Y sin sacarle los ojos de encima a Teseo, una loca idea germinaba en ella...

-Vengan a comer y a descansar- decretó el rey Minos- mañana serán conducidos al laberinto.
Teseo se despertó de un sobresalto: ¡alguien había entrado en la habitación donde estaba durmiendo! Escrutó en la oscuridad y lamentó que le hubieran quitado su espada. Una silueta blanca se destacó en la sombra. Un ruido familiar de agujas le indicó la identidad del visitante:

-No temas nada. Soy yo: Ariadna.

La hija del rey fue hasta la cama, donde se sentó. Tomó la mano del muchacho.

-¡Ah, Teseo- le imploró- no te unas a tus compañeros! Si entras al laberinto, jamás saldrás de él. Y no quiero que mueras...

Por los temblores de Ariadna, Teseo adivinó que sentimientos la habían empujado a llegar hasta él esa noche. Perturbado, murmuró:

-Sin embargo, Ariadna, es necesario. Debo vencer al Minotauro.

-Es un monstruo. Lo detesto. Y, sin embargo, es mi hermano...

-¿Cómo? ¿Qué dices?

-Ah, Teseo, déjame contarte una historia muy singular...

La muchacha se acercó al héroe para confiarle:

-Mucho antes de mi nacimiento, mi padre, el rey Minos, cometió la imprudencia de engañar a Poseidón: le sacrificó un miserable toro flaco y enfermó en vez de inmolarle el magnífico animal que el dios le había enviado. Poco después, mi padre se casó con la bella Pasífae, mi madre. Pero Poseidón rumiaba su venganza. En recuerdo de la antigua afrenta que se había cometido con él, le hizo perder la cabeza a Pasífae y a indujo a enamorarse... ¡de un toro! ¡La desdichada llegó incluso a mandar construir una carcasa de vaca con a cual se disfrazaba, para unirse al animal que amaba!

CONTINUARÁ...

lunes, 12 de enero de 2009

Teseo y Ariadna


Aquella noche, Egeo, el anciano rey de Atenas, parecía tan triste y tan preocupado que su hijo Teseo le preguntó:

-¡Qué cara tienes, padre...! ¿Acaso te aflije algún problema?

-¡Ay! Mañana es el maldito día en que debo, como cada año, enviar siete doncellas y siete muchachos de nuestra ciudad al rey Minos, de Creta. Esos desdichados están condenados...

-¿Condenados? ¿Para expiar qué crimen deben, pues, morir?

-¿Morir? Es bastante peor: ¡serán devorados por el Minotauro!

Teseo reprimió un escalofrío. Tras haberse ausentado durante largo tiempo de Grecia, acababa de llegar a su patria; sin embargo, había oído hablar del Minotauro. Ese mounstruo, decían, poseía el cuerpo de un hombre y la cabeza de un toro; ¡se alimentaba de carne humana!

-¡Padre, impide esa infamia! ¿Porqué dejas perpetuar esa odiosa costumbre?

-Debo hacerlo - suspiró Egeo -. Mira, hijo mío, he perdido tiempo atrás la guerra contra el rey de Creta. Y, desde entonces, le debo un tributo: cada año, catorce jóvenes atenienses sirven de alimento a su mounstruo...

Con el ardor de la juventud, Teseo exclamó:

-En tal caso, ¡Déjame partir a esa isla! Acompañaré a las futuras víctimas. Enfrentaré al Minotauro, padre. Lo venceré. ¡Y quedarás libre de esa horrible deuda!

Con esas palabras, el viejo Egeo tembló y abrazó a su hijo.

-¡Nunca! Tendría demasiado miedo de perderte.

Una vez, el rey había estado a punto de envenenar a Teseo sin saberlo, se trataba de una trampa de Medea, su segunda esposa que odiaba a su hijastro.

-No. ¡No te dejaré partir! Además, el Minotauro tiene fama de invencible. Se esconde en el centro de un extraño palacio: ¡el laberinto! Sus pasillos son tan numerosos y están tan sabiamente entrelazados que aquellos que se arriesgan no descubren nunca la salida. Terminan dando con el mounstruo... que los devora.

Teseo era tan obstinado como intrépido. Insistió, se enojo, y luego, gracias a sus demostraciones de cariño y a su persuación, logró que el viejo rey Egeo, muerto de pena, terminara cediendo.

A la mañana, Teseo se dirigió con su padre al Pireo, el puerto de Atenas. Estaban acompañados por jóvenes para quienes sería el último viaje. Los habitantes miraban pasar el cortejo; algunos gemían, otros mostraban el puño a los emisarios del rey Minos que encabezaban la siniestra fila.

Pronto, la tropa llegó a los muelles donde había una galera de velas negras atracada.

-Llevan el duelo - explicó el rey -. Ah... hijo mío... si regresas vencedor, no olvides cambiarlas por velas blancas. ¡Así sabré que estás vivo antes de que atraques!

Teseo se lo prometió; luego abrazó a su padre y se unió a los atenienses en la nave.


Una noche, durante el viaje, Poseidón, el dios de los mares, se apareció en sueños a Teseo. Sonreía.

-¡Valiente Teseo! - le dijo -. Tu valor es el de un dios. Es normal: eres mi hijo con el mismo título que eres el de Egeo... (La madre de Teseo había sido tomada a la fuerza por Poseidón la noche de su boda.)


Continuará...

martes, 23 de diciembre de 2008

Especial de Navidad

Santa Claus:


A este personaje patriarcal, tierno y protector, que reparte regalos a los niños de toda condición hoy se le llama Santa Claus, Father Christmas, Sinterklaas, Papá Noel, Baboo Natale, San Nicolás, etc.
Vivió en el siglo IV de la era Cristiana. Perteneció a una familia muy rica, nació en Lycia (Turquía) y desde muy niño ayudó a los pobres, repartiendo sus riquezas.
Los niños lo veneran desde la época en que vivió, pues ayudaba a los más necesitados, y obsequiaba regalos y dulces.
Fue consagrado sacerdote, y profesaba en un monasterio. Posteriormente fue nombrado obispo en Mira (Turquía).
Santa Claus vive en el polo norte junto a la Señora Claus donde mantiene un taller con duendes que le ayudan a fabricar los juguetes solicitados por los niños de todo el mundo, a través de cartas.
Para poder transportar los regalos, Santa Claus los guardaría en un saco mágico de Santa Claus y los repartiría a las 00:00h del día 25 de diciembre, en un trineo mágico volador, tirado por 9 renos: Rudolph, Donner, Blitcher, Cometa, Cupido, Brillante, Danzante, Centella y Zorro. Y que deja los regalos al pie del árbol de Navidad.
Debido a su gran generosidad, él se convirtió en la figura de un hombre dispuesto siempre a ofrecer millones de regalos cada año. La imagen de su gran sabiduría hizo de él, un anciano. Su cuerpo que irradiaba luz rojiza, dio lugar a la vestimenta de ese color que siempre lleva Santa Claus y las características tradicionales de la región fría son un reflejo de los países donde residía.
Desde el siglo VI, se han construido muchísimos templos dedicados a este santo.
Quien realmente popularizó la imagen de Papá Noel fue el emigrante Thomas Nast.

Poseidón - Zeus

POSEIDÓN:



Era el hijo de Cronos y Rea; hermano de Zeus, Hades. Poseidon es el Dios de los mares. Poseidón extiende su Reino sobre los océanos. Su símbolo es el Tridente el cual representa las tres clases de aguas, las saladas del mar, las dulces de los ríos y las de las fuentes y estanques, y también porque era el arma de los pescadores de atún.

Montado en un carro arrastrado por animales monstruosos, mitad caballos mitad serpientes.
Poseidón era invocado por los marineros para que el viaje por el mar fuera seguro. Y se sacrificaban caballos en su honor.

Conjuntamente con ser el dios de los mares, Poseidón lo era de los terremotos.

A Poseidón siempre se le ha relacionado con ninfas marinas y diferentes seres protectores del agua o que en cualquier caso habitaban en los abisales. Tuvo diferentes hijos como el propio caballo alado llamado Pegaso fruto de su relación con Medusa, el gigante Orión o el cíclope Polifemo, los hijos de Poseidón fueron monstruosos.

Tuvo gran número de amantes e hijos.

ZEUS:


En la mitología griega Zeus es el rey de los dioses olímpicos, gobernante del monte Olimpo y dios del cielo y el trueno. Sus atributos incluyen el rayo, el toro, el águila y el roble.

Zeus es el dios de la Luz. Personifica el Cielo con todo su poderío, es el símbolo de la lluvia, el viento, las tormentas, del ciclo de las estaciones y de la sucesión de la noche y el día. Su misión es mantener el equilibrio del Universo y proteger los privilegios de los dioses.

Hijo de Crono y Rea, era el más joven de sus descendientes.

Es el esposo de su hermana Hera, que gobierna junto a él, antes, ha tenido otras esposas y sus aventuras amorosas son innumerables. Tiene una numerosa descendencia de sus uniones con diosas y mortales. Alguno de sus hijos son: Atenea, Ares, Perséfone, Apolo, Artemisa, las Musas, las Gracias y Heracles.
Los juegos Olímpicos se realizaban en su honor, ya que era considerado el padre de todos los dioses y los hombres.

martes, 9 de diciembre de 2008

Dioses griegos

Los dioses podían ser hombres o mujeres, con defectos, virtudes y pasiones, pero eran inmortales y jamás envejecían. Se los idealizaba como jóvenes de bellos rostros y físicos armoniosos.
Se convirtieron en modelos de rectitud y orden para la sociedad. El dios más importante era Zeus. Entre las diosas se destacaba Atenea, de ella tomó el nombre la ciudad de Atenas.
Para explicar el origen de sus dioses y también del universo y los fenómenos naturales, los griegos, se valieron de mitos.
La mitología es el conjunto de todas estas creencias que tomó forma durante la Edad Oscura, (los pueblos dorios destruyeron la ciudad de Grecia, y por lo poco que se conoce de esos tiempos se llamo así).
Además de los dioses principales, una cantidad de divinidades menores completaban el panteón griego, como las musas ( diosas protectoras de las ciencias y las artes, auspiciaban la Historia, la Música o la Astronomía).
La mitología griega también dio vida a numerosos héroes. Algunos eran semidioses, hijos de un dios y una mortal o viceversa. Entre los más importantes se encontraban Aquiles y Heracles.

viernes, 5 de septiembre de 2008

La parábola del matrimonio

Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.
- Nos amamos - empezó el joven.
- Y nos vamos a casar - dijo ella.
- Y nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán. Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos. Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte.
- Por favor - repitieron - ¿hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra.
- Hay algo...- dijo el viejo después de una larga pausa -. Pero no sé...es una tarea muy difícil y sacrificada.
- No importa - dijeron los dos-. Lo que sea - ratificó Toro Bravo.
- Bien -dijo el brujo-. Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena. ¿Comprendiste?La joven asintió en silencio.
- Y tú, Toro Bravo - siguió el brujo - deberás escalar la Montaña del Trueno; cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas y, solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta...¡salgan ahora!.
Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur.... El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas. El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo las aves cazadas. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.
- ¿Volaban alto?- preguntó el brujo.
- Sí, sin duda. Como lo pediste... ¿y ahora? - preguntó el joven- ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?
- No - dijo el viejo-.
- Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne - propuso la joven-.
- No - repitió el viejo-. Harán lo que les digo: Tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero... Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.
El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero solo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre si hasta lastimarse. Este es el conjuro...
-Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure, vuelen juntos pero jamás atados.

viernes, 29 de agosto de 2008

Tutankhamón

Tutankhamón accedió al trono con tan solo nueve años, tras la muerte de Akhenatón (su padre) , al estar casado con una de las hijas de aquel rey y de su esposa Nefertiti: Ankhesenpaatón, su hermanastra.
El corto reinado de Tutankhamón (diecinueve años) estuvo controlado por el general Horemheb y por Ay lugarteniente de los carros y "Padre del dios".
La inesperada muerte de Tutankhamón, con muchas posibilidades como: una caída, por la herida de un arma, por una enfermedad; planteó serios problemas de sucesión.
El rey no había dejado desendencia (aún cuando en su tumba fueron hallados dos cadáveres de recién nacidos).
El nombre Tutankhamón, significa "el rostro de Amón".